Con la aparición de la Covid-19 hemos experimentado, personal y colectivamente, que todas las personas somos vulnerables, entendiendo la vulnerabilidad como la exposición a contingencias y tensiones, y la dificultad para afrontarlas. (R. Chambers)
El acontecimiento de esta pandemia ha desencadenado una crisis sanitaria y una crisis social y económica, que abre ante nuestros ojos un escenario de incertidumbre y, por consiguiente, de miedo e inseguridad. Entramos en una Gran Recesión.
La amenaza para la vida y la salud alcanza a todas las personas por igual, aunque no todas las personas están en igual situación de riesgo, ni tienen las mismas posibilidades para superarla.
También la crisis social y económica afecta al conjunto de la sociedad, pero ciertos riesgos como los de perder los bienes y el sistema de sustento (normalmente el empleo o el autoempleo) y el de perder, también, derechos sociales, civiles y políticos, afectará más a quienes ya tenían una mayor debilidad personal, social y económica. Hay vulnerabilidades injustas que limitan o impiden el afrontamiento del riesgo, quedando las personas totalmente indefensas.
Sabemos que, antes de la actual crisis, un tercio de la población canaria estaba en situación de exclusión social moderada o severa y que el primer trimestre de este año se cerró con una tasa de desempleo del 19,9% (215.000 personas paradas). Ahora, más del 40% de la población activa canaria está en paro o afectada por un ERTE, y son muchas las personas que subsistían gracias a la economía sumergida, inviable en el confinamiento.
Estamos ante un grave problema que demanda una solución. Ataretaco quiere seguir siendo una organización responsable, o lo que es lo mismo, una organización que responde al problema siendo parte de la solución.
Con la mirada puesta en las respuestas globales, que, aunque escapan a nuestro control nos ayudan a orientarnos, nos seguiremos empeñando en las soluciones locales a las que nos urge nuestra propia identidad y que sí podemos aportar.
A la crisis sanitaria en Ataretaco estamos respondiendo, desde su inicio, tomando las medidas que nos corresponden para minimizar los riesgos para la salud de las personas que conformamos el Universo Ataretaco y de la población circundante: distancia física entre personas, higiene, mascarillas y otros EPIs cuando es necesario.
Con igual diligencia debemos responder al gran reto social. En este momento se nos puede exigir, y nos tenemos que exigir, un esfuerzo redoblado por contribuir al empoderamiento de las personas que son nuestra razón de ser: las personas en situación de exclusión o en riesgo de padecerla, apoyándolas y animándolas a dotarse de las herramientas que necesiten para afrontar los riesgos.
No hay excusas, ni pretextos. Tenemos ideas y proyectos. Tenemos recursos materiales y humanos. Tenemos la oportunidad para facilitar que un número muy significativo de personas mejore su capacidad para enfrentar la crisis y alcance las condiciones que le permitan realizar sus proyectos vitales. Es una prioridad en la que todas y todos tendremos algo que aportar si nos aplicamos diligentemente.
Desde Ataretaco, con ocasión y sin ella, seguiremos reclamando el fortalecimiento del Estado de Bienestar como mecanismo fundamental de protección social y de redistribución de la riqueza.
Porque creemos que la dignidad igual de todas las personas debe ser el centro de nuestros intereses colectivos, nos mantendremos firmes en la exigencia del reconocimiento y ejercicio efectivo de los derechos sociales, civiles y políticos que las Instituciones públicas han de garantizar en nuestro Estado social y democrático de Derecho.
En Santa Cruz de Tenerife a 18 de mayo de 2020